Si los ves en la sabana o en un documental lo más probable es que pienses que se trata de máquinas de matar de la naturaleza que no dudarían en convertirte en su merienda. Y, aunque puedas tener razón, una vez que se acostumbran a la presencia de los humanos, los leones son en realidad gatos grandes. ¿No te lo crees? ¡Tenemos pruebas!
Cariñosos y llenos de energía
Porque sí, vale que son uno de los depredadores más temidos de la naturaleza, pero cuando no están cazando son unos bichos muy salaos. La prueba de ello es ver como se alegran de volver a ver a su cuidador/amigo en este vídeo.
Y, aunque lo más probable es que a ti no te tratasen igual de bien, no puedes negar que se parecen mucho al gato de tu abuela cuando no están dando miedo en la sabana.
Unos gatos muy de jugar
Por si esto fuera poco, también les encanta jugar. En especial al “escondite”, donde la manada se esconde y uno de los miembros tiene que encontrarles. Y vale que este juego luego les sirva para mejorar sus habilidades de caza. Pero seguro que también se lo pasan genial.
Aunque no solo eso, porque también les encanta dar (y que les den) “mimos”. Exactamente como a ese gato que tuviste de pequeño y no se separaba de ti cuando lo acariciabas.
Los leones son en realidad gatos grandes
Si necesitas más pruebas de que los leones en realidad son gatos grandes, te las vamos a dar. Porque, mientras consigas que te acepten como uno de los suyos, no deberás tener miedo entre ellos.
Pero claro, esto es más fácil decirlo que hacerlo. Pero una vez lo consigues lo que va a ser complicado es que te dejen marcharte de su lado.