Hay gente a la que le gusta dejar huella. Les gusta tanto que no pueden resistirlo ni a la hora de irse a la tumba. Dejando como recuerdo algunas de las tumbas más extrañas del mundo. Entre las que encontramos coches (sí, coches), esqueletos y gente volviendo a la vida.
Un poeta y un ángel negro
Siempre se ha dicho que los poetas son gente un poco rara. Y, aunque sea una verdad a medias, hay algunos que rompen cualquier expectativa. Ese es el caso del poeta francés que dejó como última voluntad que su lápida estuviera compuesta por una estatua de él mismo volviendo de entre los muertos. Consiguiendo una de las tumbas más extrañas del mundo.
Esta otra tumba no es tan extraña por la figura que la corona como por su historia. Y vale que los ángeles son comunes en los cementerios, pero un ángel negro no lo es tanto. Las leyendas dicen que se volvió negro de un día para otro. Y los motivos van desde una maldición a la infidelidad. Aunque lo cierto es que nadie lo sabe a ciencia cierta.
Tumbas infantiles
Si, tener que enterrar a un menor ya es algo que no gusta a nadie, rematarlo con una lápida que consiste en el propio fallecido siendo balanceado por Jesucristo, ya es pasarse de la raya.
Esta otra tumba, además de extraña, es escalofriante. En el año 1871, una madre perdió a su pequeña, que tenía miedo de las tormentas. A la hora de enterrarla decidió hacer un “túnel” anexo al féretro para acompañarla en las noches de tormenta.
Los adictos al trabajo
También hay gente cuya vida giraba en torno al trabajo. Y, por supuesto, la muerte no iba a ser diferente. Un ejemplo perfecto de ello es esta tumba que encontramos en un cementerio ruso donde podemos ver al difunto descolgando un teléfono vestido de traje en una oficina.
Sí, los rusos son muy suyos, pero este inglés que trabajaba con coches de lujo no dejó pasar la oportunidad de colocar uno de sus favoritos encima de su féretro. Y así lo hizo, ya que se trata nada menos que de un BMW lo que corona su tumba.
Frente al paso del tiempo
También están los abnegados, aquellos a los que no hay quien les quite una idea de la cabeza. Y si dicen que su tumba está ahí, está ahí para siempre. Si por casualidad el gobierno mueve todo el cementerio para construir una carretera, mala suerte. Porque su tumba no se va a mover, aunque tenga que quedarse entre dos vías.
Unidos hasta después de la muerte
Sí, técnicamente el matrimonio se termina una vez uno de los cónyuges muere. Pero hay casos en los que no es así. Y ambos miembros de la pareja deciden continuar juntos hasta después de ese punto.
Y no importa si hay, literalmente, un muro de por medio, el amor siempre encontrará un camino de sobrepasar todos los obstáculos.
Aunque no solo de grandes momentos viven los matrimonios. Algunos se conforman con, simplemente, permanecer en la cama “5 minutos” más con su pareja, para el resto de la eternidad.